El primero de los monólogos, a cargo de Victoria Mendoza, se basó en el poema El fruto, de Javier Romero:
(...)Luego, María Ramos nos presentó un monólogo creado a partir de varios textos de la española Paloma Pedrero, sobre la enajenación y el desamparo, en el que interactuó con el público, al que hizo parte del drama presentado.
Y yo te diré que estoy allí,
sin ti,
que en mí sólo queda este coágulo nocturno,
un vértigo de sangre adormilada,
una náusea de diurnas latitudes,
porque siento un verde hostilizado,
siento ramas que se quiebran en mi frente
y una muerte suspendida de mi cuello me despierta;
porque siento aquellas hojas que se cimbran en tu cuerpo
como heridos labios que vacilan en un beso.
Entre cada pieza, Javier Romero Hernández, poeta y ahora miembro y fuerza creativa de este colectivo de teatro, nos habló sobre las influencias detrás de cada interpretación y posteriormente, en el conversatorio, sobre la fuerza de los textos, la belleza poética de algunos diálogos y la expresión artística del ser humano al actuar en un escenario.